Autoestima

Autoestima, esta palabra tan usada en estos momentos y a veces no sabemos exactamente lo que es, ni de dónde sale, ni sabemos si la tenemos alta, baja y que quiere decir esto o como se traduce en la cotidianidad.

Podríamos empezar diciendo que nuestros contextos familiares, son muy importantes no solo porque allí vivimos y nos dan alimentos sino también porque en la interacción con nuestros padres, hermanos, parientes, amigos y compañeros de colegio, se van dando una serie de palabras, mensajes, gestos, creencias, elogios, reconocimientos, descalificaciones, que van influyendo en nuestra forma de pensar acerca de nosotros, de sentir, actuar y proyectarnos en la vida.

Increíble pero en el trato con los padres nos vamos creando imágenes mentales de quiénes somos, qué somos capaces de hacer, decir, o no hacer, también los mensajes específicos que nos dan como por ejemplo cuando los padres repetidamente le dicen a los hijos que son tontos o bobos por no poder hacer o decir la cosas como ellos lo esperan, o que son gordos, flacos, narizones, descalificándolos continuamente o les muestran con gestos que les estorban o que no son muy queridos mostrando preferencias entre los hermanos. O por el contrario algunos padres sobreprotegen tanto que finalmente el mensaje es que el niño o la niña es tan incapaz, que ellos tienen que protegerlo y hacer todo lo que ellos deberían hacer para tomar Fortaleza en su ser.

Los padres y los familiares transmiten muchas creencias acerca del deber ser de una persona de acuerdo a los valores y pautas de crianza que ellos han tenido, por ejemplo durante mucho tiempo han transmitido que la mujer debe estar “supeditada al hombre” porque “éste es más inteligente, capaz” etc, etc, una serie de ideas que después creemos que son “así” y que no hay otra verdad o que éstas son inmodificables, siendo el principio de muchos traumas, angustias, sometimientos, infelicidad, pasividad; sin saber porqué no cambiamos y seguimos siendo maltratados(as) pues no entramos a reflexionar sobre aquellos mandatos y sus consecuencias en nuestras vidas.

Muchas de estas interacciones inflexibles, descalificadoras y poco elogiosas a nuestro ser tienen consecuencias graves en nuestra forma de sentirnos y emerger como persona, a veces nos sentimos menos que los demás, poco: atractivos(as) inteligentes, capaces, llegamos hasta el punto de no hablar en una reunión porque pensamos que lo que vamos a decir no tiene importancia, no es interesante, o no va a ser tenido en cuenta o los compañeros se van a reír de nosotros(as), esto nos produce un malestar, ira, tristeza en nuestro interior, que hace que en algunas ocasiones mantengamos prevenidos hasta con nuestros propios amigos, llegando a alejarnos, hasta nos sentimos culpables, pero de qué? De ser así? De no ser como los demás? Pero por qué podrían ser ellos(as) mejores que yo????, pero éstas son algunas consecuencias de nuestra baja autoestima.

Pero a veces se “voltea la torta” y algunas personas con baja autoestima, se alegran de los errores del otro como una forma de minimizar sus incapacidades e inseguridades, terminan maltratando, haciendo bullying a otras personas porque finalmente eso es lo que han vivido parte de sus vidas.

Otras consecuencias que apreciamos en estas personas es la poca capacidad para tomar decisiones, claro quizás sus padres, compañeros(as) o esposa(o) siempre las tomo por ellas(os), se muestran insegur@s, con diálogos internos negativos (eso no me va a salir bien, ella no se va a fijar en mi, hoy estoy horrible!), también se presentan miedosos, preocupados en exageración (pueden presentar ansiedad); la falta de conocimiento de su ser, de sus cualidades, de sus virtudes, de su cuerpo, de sus emociones, de lo que les gusta y lo que les disgusta, los pueden tornar en personas pasivas, pesimistas, poco alegres, sin metas ni proyecciones, sintiéndose en muchas ocasiones arrinconados(as) sin salidas.

Todas estas vivencias conllevan a que no nos valoremos como hombres o mujeres integr@s llen@s de alegría de vivir, cualidades y potencialidades a desarrollar, que nos amemos y tengamos derecho de ser amados, consentidos, respetados, de tener amigos, y finalmente de ser tenidos en cuenta.

¿CÓMO ME EMPODERO?:

Lo primero que tenemos que hacer es un reconocimiento de nuestro cuerpo, mirar que nos gusta de este, que nos disgusta y si podemos trabajar de alguna manera para cambiarlo, hacerlo a través de ejercicios o finalmente aceptarlo tal como es.

Mirarnos al espejo y reconciliarnos con ese rostro, con esa imagen, con ese yo…sí ese yo, esa es parte nuestra, tan importante!, de ahí partimos, el que no esté de acuerdo con esa imagen, comienza mal!. ¿Qué es lo que no le gusta?, ¿lo puede cambiar? o apropiarse de él!. Y hablando de imagen, puede darle una mirada a su closet, será que se quiere seguir vistiendo de ésta forma? o le gustaría ser más atrevida(o), gozar poniéndose otras prendas, quizás más modernas, con otro espíritu?

Aprender a conocer nuestras cualidades puede tomar su tiempo, podemos hacer una parte nosotros(as) y otra a través de los que nos rodean, podemos preguntarle a una amigo(a) muy cercano(a) qué es lo que más les gusta de nosotros(as) o simplemente estar atentos(as) a lo que las personas nos califiquen como buenas o agradables, quizás esto nunca lo hubiéramos pensado. También en este conocimiento aparecen aspectos que no nos gustan pero todo es factible de transformar, mejorar con amor y dedicación …NO de la noche a la mañana! eso sería una mentira, pero sí se puede hacer grandes cambios para sentirnos mejor.

En la medida que me voy re-conociendo, aceptando, me voy valorando… esta interacción poderosa me va dando fuerzas, confianza, y quizás ya pueda comenzar a hablar un poco más pensando y sintiendo: que lo estoy haciendo mucho mejor, me voy relacionando más, me voy amando porque voy viendo los cambios con los cuales me siento mejor, más identificado(a) con ese ideal que tengo sobre cómo quiero ser, además voy viendo las consecuencias positivas de este emerger en los que me rodean, pues estos van percibiendo el renacer de mi persona.

Cuando vamos afianzando eso que “YO SOY”, me siento que puedo, que puedo abarcar, avanzar, crear, idear, hacer, caminar, y comienzo a planear metas con entusiasmo, a cumplir mis sueños, a buscar mis intereses o más bien a desarrollarlos, empiezo a ver que el sol brilla de una manera diferente y que todo lo Bueno es possible en esta vida!

Así como los pensamientos negativos pudieron hacer grandes estragos en nuestras vidas, podemos utilizar los pensamientos positivos para salir de esta amargura, por ejemplo reafirmarnos con frecuencia: “yo soy inteligente”, “yo soy una persona agradable”, “yo soy alegre”, “yo soy muy capaz de…”, “yo hablo con tranquilidad y confianza”. La imaginación es poderosa, úsela para proyectarse tal como usted quiere ser, para motivarse y darle un giro a su vida. Imagínese sintiéndose empoderada(o), confiada(o), hablando con seguridad y amor!

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Empoderamiento ante la Vida

Las dificultades de la vida, la muerte de un ser querido, las falencias de la infancia, los divorcios y otras situaciones nos dejan a veces devastados, debilitados, sin energías, sin saber cómo seguir el camino, muchas veces no sentimos que valemos mucho sino por el contrario sentimos que no tenemos nada bueno, somos inseguros, no reconocemos nuestras capacidades sino que sentimos que cada vez nos alejamos de ese ideal de persona que algún día soñamos, no tenemos la fortaleza para emprender nuevos caminos, para reconocernos en la magnitud de lo bueno y de darle a las personas que nos rodean la oportunidad de conocernos y de poder establecer nuevos vínculos de amistad, pareja, trabajo.

Pero Sí es posible! Solo es comenzar a conocernos y ver cuáles son las creencias que hay en nosotros que nos tiene inmovilizados, es comenzar a reconocer nuestros recursos- cualidades, la forma como hemos venido actuando, relacionándonos y cómo todos estos elementos y muchas estrategias nos van ayudando a transformarnos e ir subiendo peldaños hacia un empoderamiento en nuestra vida que nos hará florecer como siempre lo habíamos deseado.