Día de la mujer

La cultura ha destinado un día especial para celebrarle a la mujer su valentía, su tezón, su entrega, su solidaridad y es el 8 de marzo, día en que conmemoramos y recordamos con tristeza pero también con gran alegría a un grupo de mujeres valientes que trabajaban en una fábrica en estados unidos que lucharon por la reivindicación de sus derechos como trabajadoras en igualdad de derechos a los hombres, muriendo la mayoría de ellas en un incendio en la misma fabrica.

¿Pero qué celebramos? celebramos al ser humano que hay en las mujeres, valeroso, sensible, responsable, inteligentes, libres, capaces, el ser mamá, esposa, trabajadora, estudiante, en fin, esa mujer que nos acompaña permanentemente desde que nacemos, alimentando nuestros espíritus para ser mejor cada día.

Pero todavía en muchos pueblos y naciones están lejos verdaderamente de vivir y sentirse como mujeres libres, amadas en plenitud, con la autonomía y la independencia para trabajar, estudiar, sentir, actuar, porque las costumbres machistas, de propiedad sobre la mujer y sobre su cuerpo, su sentir y su actuar están vigentes sin que suceda mucho en el mundo para ayudarlas, o para que ellas mismas se ayuden, se empoderen, porque muchas de estas actitudes suceden también en países llamados civilizados.

¡Es por eso que hay mujeres que van caminando al lado nuestro que llevan tristeza en el alma porque todavía no han podido ser, no están empoderadas en la vida, están esclavizadas por los hombres, por las tradiciones, por las creencias, del que dirán, de yo deseo pero no puedo, de ese ideal al cual quizás nunca lleguen alcanzar porque la cultura no se los ha permitido o quizás porque ellas terminan siendo más machistas que el hombre que las tiene subyugadas!

¡Empodérate y sana tu vida!

¿POR QUÉ CELEBRAMOS SOLO UN DIA “EL DIA DE LA MUJER”

Quizás por todo lo anterior terminamos celebrando un día, “el día de la mujer”, cuando deberíamos celebrarlo todos los días con alegría, pues traemos a la humanidad en nuestro vientre, la sacamos adelante de una u otra manera, contra viento y marea, sin embargo, nosotras mismas no nos conocemos, no nos reconocemos, no nos valoramos… ¿cómo nos van a valorar los hombres, si nosotras no lo hacemos?

Por eso todavía nos dejamos maltratar físicamente o con la palabra, a través del insulto, el menosprecio, el abandono y hasta la muerte en muchos países, todavía hay hombres que creen que les tenemos que obedecer, que son nuestros dueños o que nos pueden echar ácido y no pasa nada, que pueden sacar su ira contra la mujer matándola y que eso es “normal”….normal para quién? y si fuera la mujer la que les hiciera eso … qué sucedería?.

Cuando digo que nosotras somos más machistas que ellos y que la cultura lo promueve en muchos casos, es cierto! nosotras las mujeres educamos a las mujeres a tener “miramientos” hacia los hombres, a los niños les permitimos cosas que a las niñas no le permitimos, creando desigualdad.

Por ejemplo en los juegos, en los quehaceres de la casa, en las interacciones sociales, impulsamos a los niños a estudiar ciertas profesiones y a las niñas las encauzamos a otras que requieran quizás menos estudio o menos entrega de tiempo como profesionales, tal vez porque la mujer es la que se embaraza!?, es la que cría a l@s niñ@s y “tienen que estar en casa más tiempo o simplemente le toca la doble jornada y es llegar del trabajo a realizar los quehaceres del hogar mientras el esposo d e s c a n s a”.

Así pues, muchas veces algo hermoso como la maternidad termina siendo un punto negativo en nuestras vidas, tal vez por esto es que la mujer hoy en día ya no queremos tener hijos, así lo ha demostrado las estadísticas en muchos países en donde ya no hay casi niños sino gran cantidad de personas de la tercera edad.

Por todo esto es que es el momento de ¡Empoderarnos!, comenzar a conocer nuestros recursos! Habilidades! nuestro sentir!! re-evaluar nuestras creencias! nuestras actitudes! aptitudes! sanar nuestras vidas a través del conocimiento de nuestro Ser, resignificando nuestras experiencias y movilizarnos a pensar en cómo queremos vivir? ¿qué queremos hacer en y con nuestras vidas? ¿con qué clase de hombre queremos compartir: nuestro tiempo?… nuestras actividades?… nuestros sueños más profundos?… nuestras realidades más tristes? nuestros momentos más felices?… y escoger nuestro propio camino!.

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