Los miedos nos impiden empoderarnos ante la vida

El miedo es una emoción que todos los seres humanos vivimos en un momento dado, durante algún proceso o en algunas personas es una forma de asumir la vida.

El miedo es algo instintual, es una reacción del ser humano al sentirse amenazado, sintiéndose vulnerable, agobiado y sin capacidad de control de la situación. La persona puede tener reacciones contrarias ante una situación de miedo: puede quedar paralizado, su mente se bloquea y no sabe que hacer o que decir (habla entrecortado) o por el contrario puede salir corriendo para salvar su integridad, otros pueden asumir una actitud sumisa como en el caso del bullying para no ser agredidos peor y por no tener la capacidad para confrontarlos; a nivel fisiológico puede acelerarse las palpitaciones del corazón y la respiración, sudoración en el cuerpo o en las manos, opresión o dolor en el pecho, sensación de nervios en el estómago y contracción de músculos.

Sin embargo, también podemos aprender a reaccionar con miedo por modelamiento de personas cercanas, amigos, compañeros de colegio, ante situaciones que quizás si tuviéramos otro modelo las asumiríamos de otra forma, tal vez de modo más valiente o menos exagerado, dando así una contestación de acuerdo al estímulo que nos lo produce.

Por ejemplo, si cuando estamos pequeños vemos a la mamá que cuando está lloviendo y cayendo rayos se asusta, salta, y comienza a rezar, por supuesto pensamos que esa es la forma de reaccionar y temer a la caída de los rayos, pero si tengo otro modelo y ese simplemente comenta muy tranquilamente que están cayendo rayos y que miremos las figuras que hacen cuando caen o cómo ilumina el cielo los relámpagos, pues yo lo voy a asumir como algo que es normal en la naturaleza y no me voy a asustar tanto o por lo menos mi reacción va a ser diferente a si hubiera tenido una mamá que me hubiera mostrado mucho miedo.

También el miedo puede surgir de ideas irracionales, desacertadas, no coherentes con la realidad, inseguridades que tenemos acerca de nosotros mismos, de nuestro ser, influyendo en nuestros pensamientos, emociones y actuaciones, pero realmente lo que nos pasa es que falta conocimiento de nuestros recursos o mostrarnos tal como somos con nuestras debilidades y fortalezas.

Lo anterior hace que actuemos como los demás quieren que seamos, es ese “deber ser” (debemos ser inteligentes, extrovertidos, seguros, sagaces, competentes, amorosos, éxitosos…), es decir, nos comportamos con formas y máscaras que hemos aprendido cuando pequeños o jóvenes de acuerdo a lo que pensamos que los que nos rodean esperan y valorarían de nosotros pero que realmente no va con nuestra forma de pensar, sentir y actúar.

El asumir características que no tengo y formas de ser que no soy, es algo que me puede producir muchas frustraciones,me hacen sentir falso, enmascarado, alguien que realmente no soy y posiblemente fracasado; esas frustraciones producen ira, tristeza y a la final ese deber ser que asumo lo hago por miedo a ser, a equivocarnos y asumírme tal como soy ante los demás, sin importar el “qué dirán”.

En muchas ocasiones cuando hemos crecido con falta de amor, de reconocimiento, poca interacción con otros, y por el contrario si con mucha descalificación de nuestro ser por parte de las personas que nos rodean, nuestro Yo, nuestro ser crecerá débil, nos sentiremos inseguros de lo que somos, de lo que decimos si es que nos atrevemos a hablar, de lo que podamos hacer.

Así pues, cuando nos relacionamos con otros, bien sea en el colegio, en el trabajo, o con las amistades, podemos sentir que aquello que nos demandan como persona o que nosotros queremos dar, no lo podemos dar, llegando a sentir miedo, tristeza, ira, sentimientos de inadecuación, perturbando todo esto a nuestro cuerpo físico el cual reacciona a través de enfermedades diversas, sacando así todo lo que no podemos expresar con palabras ni a las personas que quisiéramos decírselo.

El miedo también influye mucho en nuestra forma y rapidez para tomar decisiones, cuando tenemos miedo es posible que en el momento de tomarlas encontremos un “pero”, un “no sé…”, “tal vez”, faltándonos valor, decisión para arriesgarnos ante las situaciones, oportunidades, ante la vida, debemos sacar coraje de todas esas cualidades y recursos que hay en nosotros para tomar las situaciones por nuestras manos y asumir que quizás lo máximo que nos pueden decir sea un “NO”… pero lo hemos intentado!, ya tendremos otra oportunidad.

Es posible que nos sintamos frustrados, disminuídos como consecuencia de estas negativas, pero lo importante para nuestro crecimiento personal es No desmoronárnos sino extractar lo positivo de nosotros en la situación y aprender de la experiencia para no volverla a repetir, tomar conciencia de quiénes somoscómo reaccionamos y como poderlo resolver en una próxima ocasión, dejando a un lado el sentimiento de vergüenza que todos podemos sentir en un momento dado, restableciéndonos en la medida que podamos- unos más rápido que otros de acuerdo a nuestra resciliencia, es decir, a nuestra capacidad para reponernos y encontrar rápidamente otras alternativas de acción y superar la emergencia.”

¿CÓMO EMPODERARME?:

Identificar a qué le tenemos miedo o qué situaciones nos estresan porque no sabemos qué hacer, subyaciendo el miedo.

Reflexionar sobre cuál pudo haber sido su origen o con qué pensamos que puede estar relacionado, esto nos ayudará a tomar consciencia para poder dar solución total o parcial. También estas reflexiones me ayudarán a aproximarme a mi personalidad para luego sostenerme en mis derechos, fortalezas, en lo trascendente o espiritual para mí y no en mis déficits.

Escuchar a los que nos rodean ellos a veces ven más de lo que nosotros mismos vemos y nos pueden ayudar a aclarar los diferentes aspectos que están rodeando la situación en la que sentimos miedo.

Podemos comenzar por hacer pequeñas aproximaciones a vivir aquellas situaciones que yo sé que me producen miedo y quizás comenzar en otros contextos de manera controla donde no me produzcan tanta angustia.

EMPODERARNOS con valor ante la situación, recordar esos momentos en que hemos sido capaces de controlar la situación sacando de sí todos los recursos, conocimientos y emociones que tenemos para salir adelante.

Aprender a ser auténticos perdiendo el miedo a mostrarnos tal como somos y al qué dirán. A veces nos damos nosotros mismos mucho “palo” lo cual nos conduce a veces a quedarnos callados por miedo a equivocarnos, sentimos culpa…pero errar es de humanos, todos estamos en aprendizaje permanente!

Empoderarnos ante la vida a veces no es nada fácil más no imposible, tampoco lo hacemos de la noche a la mañana, los miedos los vamos perdiendo en la medida que los vayamos confrontando en el diario vivir.

Si yo quiero empoderarme ante la vida tengo que adquirir o desarrollar otras capacidades y habilidades como el valor, la autoconfianza, el reconocimiento de mi propia valía, el autocontrol, por lo tanto preguntémonos qué habilidad tengo que desarrollar, cómo lo puedo hacer, quien de las personas cercanas me puede ayudar?, me gustaría ir donde un especialista… un psicólogo? ¿Qué literatura podría acceder que me pudiera orientar? ¡ Como ves hay muchas preguntas que debes hacerte para comenzar una movilización a perder el miedo! Pero lo importante ¡es comenzar YA!.

Bibliografía

Betancourt, M.C. 2017 Al otro lado del miedo. Editorial Grijalbo

Goleman, D. 2003 Emociones Destructivas. Editorial Vergara